En mi pueblo también se decía aquello de que “es más raro que un perro verde”. De los perros negros el imaginario popular no especificaba mucho más. La mayoría entraban directamente en la descastada categoría “mil leches”. Una expresión que definía la incierta procedencia de algunos chuchos que no podían acreditar pedigrí. The Black Dog entrarían en esta categoría. Un proyecto que ha contado inicialmente en su ADN con la sangre de Ken Downie, Ed Handley y Andy Turner (como bien sabréis estos dos últimos productores salieron del proyecto para formar Plaid). Más adelante en el inicio de la década pasada se incorporaron Martin y Richard Dust que insuflaron nuevo aire a las producciones de este proyecto que desde entonces ha estado bajo sospecha para muchos fans de la formación inicial. Sea como fuere The Black Dog siguen arrastrando un halo de misticismo que les ha reportado buenos réditos en su carrera en sellos como Soma con el que han empezado a retomar una nueva vida artística. “¿Retomar? No, esa no es la palabra. The Black Dog nunca paró de producir. Consulta nuestro perfil en discogs.com y verás que es cierto. Bueno, igual si que estuvimos dos años sin publicar pero eso no quiere decir que dejáramos aparcado el proyecto. Conocí a Martin al principio del proyecto y la oportunidad de trabajar con él y con Richard a finales de 2001 era una oportunidad que no podía dejar escapar”, comenta Ken por escrito después de avisarnos que no quiere entrevistas por teléfono. Sus discos en sellos como GPR (General Production Recordings) o los primeros Warp son pieza codiciada por muchos coetáneos del primer sonido The Black Dog, así como por otros coleccionistas más jóvenes seriamente hipnotizados por el brillo cegador del pasado: “Esos discos a los que te refieres no los escucho desde hace tiempo porque no estoy interesado en el presente y en el futuro si no dejamos de mirar hacia el pasado. The Black Dog no es un museo”.
En sus inicios, primer lustro de los 90, edad dorada de la electrónica incipiente que empezaba a mezclar normas y convenciones para crear la música popular más excitante de nuestra contemporaneidad, The Black Dog se convirtieron en el primer proyecto que aunaba las directrices del hip hop –sampleo, mezcla, disolución del código primario…- para crear el mito de la intelligencedancemusic que amenaza con sobrevivirnos. “En parte se lo debemos todo al hip hop pero también al techno y al house sin los cuales no hubiéramos podido crear un nuevo lenguaje. Nuestra manera de enfrentarnos a la música no ha cambiado demasiado en todos estos años. Las herramientas han ido evolucionando, eso está claro, pero también es cierto que tu personalidad queda marcada en la manera de escribir la música. Y eso no tiene relación alguna con el paso del tiempo. El tiempo pasa, pero tú sigues siendo él mismo. No es que seamos inmovilistas es que la música trasciende el tiempo y con ella tu personalidad. Por eso nos interesan mucho los artistas surrealistas y dadaístas. Porque ellos se preocupaban de esa parte del ser humano que permanece en nosotros durante toda la vida, aunque no seamos conscientes de ello”, apunta Ken. Tal vez por eso desde hace un año y medio estén tan enfrascados en un proyecto paralelo llamado Dadavistic Orchestra que cuenta también con la colaboración de la banda Psychick Warriors of Gaia y que de momento ya les ha reportado dos álbumes que son puro dadaísmo sónico: “Un proyecto que llega después de haber mantenido varias conversaciones con Psychick Warriors of Gaia, proyecto del que somos fans desde hace mucho tiempo. Concretamente empezamos a hablar del tema en 2008 cuando conocimos a Tim y Reinier en persona. El proyecto ha ido creciendo desde entonces y cada vez tenemos más claro que se mantendrá como un proyecto marginal que es exactamente donde queremos que se quede”, apuntala el propio Ken. El año pasado además presentaron en sociedad su último álbum hasta la fecha también publicado en Soma, Music For Real Airports y no hemos podido dejar de pasar la oportunidad de preguntarle a Ken por el concepto que se encuentra detrás de este álbum que por el título parece un homenaje a la obra más famosa de Brian Eno: “Todos los aeropuertos del mundo sin excepción conforman un microcosmos que en realidad nos dan una idea bastante aproximada de la que entendemos es la parte más dura, más fría y maquinal de nuestra existencia. Gente que pasea sin rumbo fijo, métodos de control que consiguen deshumanizar aún más a esa misma gente que además es potencialmente sospechosa a ojos del sistema… en fin, auténticos “no lugares” en los que resulta imposible crear algo con vida propia. Por eso la verdadera música para aeropuertos nace muerta ya desde su concepción”.
Para finalizar preguntamos a Ken por el podcast que estás a punto de escuchar y que ya desde el título parece la declaración de principios de un artista que lleva mucho tiempo haciendo tiempo en aeropuertos: “Este podcast que hemos querido titular Dark Wave of Techno es algo así como la expresión musical de nuestros sentimientos. Para empezar estamos bastante hartos de la sobreproducción musical. Este podcast es una extensión de lo que necesitamos realmente en nuestra vida… que cada vez es menos, por cierto. Una máquina de tabaco, luz estroboscópica y un sistema de sonido Function 1. Eso es todo lo que le pedimos a la música”. Y que la rueda no pare de girar, en Soma – “a veces es muy útil dejar que Soma tome el control de nuestras producciones una vez salen del estudio”- o en Dust Recordings que es su sello oficial. “Por lo pronto ya tenemos planificado lo que resta de 2011. Tenemos bastante trabajo para el resto del año con tres doce pulgadas que están en camino Liber Kult, Liber Temple y Liber Nox, más el álbum Liber Dogma que esperemos vea la luz dentro de poco”. Eso mismo pensaba yo, que veamos todos la luz y podamos exorcizar la mala suerte que supone el gato negro.
Vía: David Puente (Clubbingspain)
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